El sentido del amor

Si consideramos el humor como una manifestación de amor, el primero adquiere un nuevo sentido. Y el segundo, también. 

No es la primera vez que escuchaba que el sentido del humor es una muestra de amor hacia una misma, hacia los demás y hacia la vida, pero en esta charla del podcast "El gemido de una gamba" con Celia García Díaz, Psiquiatra y Profesora en la Facultad de Medicina de la UMA, ella lo manifestó tan claramente que hoy quise dedicarle un artículo aparte a dicha unión tan bien avenida: amor y humor.  

¿Cuántas veces habremos oído decir que el amor todo lo puede? Tras esta frase, que según quién la reciba sonará más o menos ingenua o más o menos convincente, hay (bajo mi humilde opinión) una explicación coherente. 

El amor por la vida, por las personas que quieres y por ti misma, engloba la comprensión hacia cada una de ellas. El sentido del humor, por su parte, interviene cuando alguna de esas cosas nos hace enfrentamos a sinsabores, a momentos absurdos, delicados e incluso dramáticos, tratando así de reconciliar las discrepancias entre lo que suponíamos y la realidad. En ese instante, nuestra percepción del mundo cambia. Entonces, compartimos nuestro hallazgo y con él llega la sorpresa. Si se comprende, se produce el cambio cognitivo y nace el sentimiento de hilaridad. Es eso que "no veías venir" y que, en el mejor de los casos, tendrá su manifestación externa y devendrá en carcajada. 
Eso querrá decir que ha habido entendimiento, gracias a que las personas implicadas usan el mismo vehículo de comunicación (el mismo sentido del humor) y por ello han sabido cómo decodificar el mensaje. La hilaridad y la risa lo confirman y, además, éstas producen un efecto agradable, beneficioso a muchos niveles y de distensión en quienes lo experimentan. Ni qué decir tiene que la agradable sensación que produce hacer reír a los demás. ¡Es un win-win!

Negarse a reír es negarse a amar. Reír siempre que no sea en términos agresivos ni descalificativos hacia una misma o hacia el entorno. Aquí hablo de "reírse con", no de "reírse de". De hecho, "reírse con" supone un refuerzo simétrico que facilita relaciones sociales respetuosas y saludables. Nuevamente, una muestra de amor. 


Solie Jordan en Pixabay


Se dice que tener sentido del humor significa tener la capacidad de percibir las paradojas de la vida y poder hacer algo con ello (o sacar algo de ello), lo que demuestra nuestra inteligencia, como afirma la psicóloga Lucía Rodríguez, a lo que yo añadiría nuestra sensibilidad, flexibilidad y buen talante, todas capacidades y rasgos que nos permiten evolucionar y mejorar como personas. Pues bien, para mí, no hay mayor gesto de amor hacia la vida, hacia tus seres queridos y hacia una misma que querer ser mejor persona. ¿Qué opinas tú?

Puedes leer más sobre el humor y la inteligencia en este otro artículo

Yo no sé si el amor y el humor lo pueden todo, todo, todo, pero lo que sí sé es que la vida es mucho mejor gracias a ambos. Al fin y al cabo, los dos nos hacen más fuertes, potencian nuestras relaciones y fomentan el bienestar social, gracias a ellos reforzamos nuestros lazos y abordamos mejor predispuestas los problemas.

En cualquier caso, se trata de usar un mismo código, al fin y al cabo no todas tenemos el mismo sentido del humor, no estamos en "la misma sintonía" y eso hace que se fomenten más unas relaciones que otras. 
Conseguir sacar una sonrisa o una risa a alguien es una muestra de cariño hacia esa persona y hacia una misma (¡qué bien sienta hacer feliz a alguien!). ¡Pero no te preocupes si no te consideras graciosa, chistosa u ocurrente! Esto no significa no tener sentido del humor. Al parecer, las personas estamos divididas en "hacedoras de humor" y "receptoras de humor". Pero esto ya es cosa de otro artículo... ¡hasta el próximo! 

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